
La entrada de este mes la centramos en un artículo publicado en el diario El Mundo, en el que el Director de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, el austriaco Bernhard Url, pone en contexto la seguridad alimentaria y las necesidades nutricionales de un consumidor muy exigente y mejor informado enfrentado en muchas ocasiones, a las necesidades que el sector agroalimentario debe afrontar para ofrecer alimentos a gran escala. La producción intensiva de alimentos suma riesgos a los alimentos por el uso de pesticidas, antibióticos, transgénicos o la incorporación indirecta de plásticos, lo que genera controversia y un constante debate social.
Bernhard Url, veterinario con una experiencia de más de 20 años en el campo de la seguridad alimentaria, afirma que actualmente, al menos en los países de la Unión Europea, está garantizada la seguridad alimentaria; «si la comida no es segura, no se puede considerar comida».
En su opinión, gastar más dinero en la cesta de la compra implica comer alimentos más saludables, pero no más seguros. Se podría abrir el debate sobre desigualdad por razones económicas y plantearnos si la comida sana es accesible para todo el mundo, pero es indudable que en todos los casos, la seguridad e inocuidad de los alimentos debe quedar garantizada por encima de todo.
«Nuestra comida nunca ha sido más segura que ahora…»
El artículo también pone el foco en la brecha existente entre la opinión de la sociedad y los trabajos científicos y la opinión de los expertos. Además, es importante destacar sus reflexiones sobre el cambio de paradigma de la alimentación a 30 años vista, donde habrá que alimentar, de manera segura y nutritiva, a 10.000 millones de personas en el mundo.
Bernhard Url hace hincapié en diferenciar lo natural y lo seguro, alertando de que ciertas tendencias basadas en perseguir una alimentación exclusivamente natural puede conllevar un detrimento de la seguridad alimentaria y por tanto, acarrear riesgos para salud de los consumidores.
«Natural no es en absoluto lo mismo que seguro, al revés, es más bien lo contrario a menudo. Si no pasteurizas la leche habría problemas enormes con tuberculosis, millones de personas morirían por esa razón…»
Sin más, os dejamos el enlace para que leáis el artículo y forméis vuestra propia opinión al respecto. Enlace de la noticia aquí. ¿Y tú que opinas?
Eva Domínguez